Estudiantes chilenos crean un dispositivo para que personas sordas aprendan a tocar instrumentos musicales

20 de Diciembre 2016

Por Es Noticia  Kyma es un amplificador que mediante ondas en el agua permite ver la música y aprender a tocar instrumentos. No sólo está orientado a personas con sordera profunda, sino también a músicos que quieren innovar. ¿Cómo se comunican las personas sordas con las oyentes? ¿qué problemas de conexión existen entre ellas? y ¿cómo […]

Por Es Noticia 

Kyma es un amplificador que mediante ondas en el agua permite ver la música y aprender a tocar instrumentos. No sólo está orientado a personas con sordera profunda, sino también a músicos que quieren innovar.

¿Cómo se comunican las personas sordas con las oyentes? ¿qué problemas de conexión existen entre ellas? y ¿cómo se puede mejorar esta situación?, fueron algunas de las preguntas que tres estudiantes de Diseño de la Pontificia Universidad Católica se hicieron a la hora de desarrollar un producto en el marco de un ramo universitario. Inmediatamente, pensaron en la música como el mejor medio de acercamiento.

Tiempo después, y con la ayuda de otro estudiante de Ingeniería Electrónica del Instituto Nacional de Capacitación, diseñaron Kyma: un amplificador sensorial que permite la visualización de la música en el agua, gracias a un fenómeno físico llamado cimática.

Los alumnos detrás del proyecto se llaman Trinidad Burgos (21), Carolina Pacheco (21), Sebastián Spoerer (22) y Vicente Burgos (22), quien se encargó de la ingeniería del sistema.

“Existen dos usuarios de nuestro producto –explicó Pacheco- las personas con sordera profunda y las personas que disfrutan de la música y que tocan algún instrumento. Ambos son amantes de la música, y les interesa Kyma ya que les permite tener un conocimiento distinto al poder ver las notas representadas en el agua”.

El dispositivo –que tiene un diseño contemporáneo y se puede ubicar en el living de una casa– ganó en 2015 el premio al mejor proyecto de la PUC y estuvo presente con dos prototipos en ferias como Sonar Sound Santiago, Encuentro Local Santiago y BID 16′ Madrid. Sin embargo, para comenzar a comercializar el invento, el equipo emprendedor todavía está a la espera de fondos. Una vez que los consigan, planifican vender el amplificador a un precio que rondaría los $175 mil o, en el caso de arrendarlo para eventos, su costo sería de $40 mil por día.

“Kyma beneficia en primer lugar a quienes nacieron con sordera profunda, entregándoles la posibilidad de aprender a tocar instrumentos como la guitarra, el bajo, el teclado, o cualquier otra herramienta que en la actualidad no son capaces de entender, y menos de aprender a tocar”, expresó la estudiante. Y agregó: La posibilidad de entender la música y sus diferentes estilos y de aprender a tocar instrumentos es limitada para las personas con sordera, ya que sólo pueden aprender a tocar el piano o la batería, y sólo pueden escuchar canciones con vibraciones claras. Gracias a nuestro producto estas barreras se ampliarían sin límites fijos, ya que dependerá de cada usuario cuánto provecho le saque al amplificador sensorial”.

Por otro lado, explica la estudiante, los amantes de la música podrán aprovechar el invento para convertir sus melodías favoritas, sus creaciones musicales o sus interpretaciones instrumentales en algo sensorial, visual, natural y físico.

Un invento inclusivo

Kyma está conformado por un parlante con un contenedor de agua en la parte superior, el cual tiene una entrada auxiliar para conectar dispositivos de reproducción- como por ejemplo un celular- y otra para vincular los amplificadores de instrumentos.

A través de este sistema, el usuario podrá ver la música en el agua mediante ondas e interactuar de dos maneras. La primera será conectando su celular en la entrada auxiliar que posee el dispositivo para ver distintas canciones representadas en el contenedor. La segunda interacción se basa en la experiencia de aprendizaje que propone el amplificador, el cual gracias a la cimática, logra hacer una sistematización de las figuras que se forman a partir de las distintas notas, convirtiendo la partitura tradicional en una asociada a la vista y no a los sonidos.

“La idea es poder comercializar nuestro producto y que pueda llegar a ser utilizado por todas las personas sordas y oyentes que quieran experimentar con la música. Como equipo nos gustaría seguir desarrollando productos dentro del área sensorial e inclusiva, para así poder reinventarnos y explorar éste ámbito de poco desarrollo en Chile”, concluyó la estudiante.