Moses vs. Jacobs: una ópera

14 de Mayo 2016

“Robert Moses y Jane Jacobs representan esa pasión, pero a un nivel que va más allá de la del ciudadano común, pues ellos entregaron una parte de sus vidas a defender sus convicciones sobre la ciudad que amaban…”.

Por Sebastián Gray académico de la Escuela de Arquitectura UC, Revista VD.

Fue un choque de titanes, una batalla de enormes intelectos y voluntades en un escenario de categoría mundial. Por una parte, Robert Moses, el visionario planificador urbano de Nueva York, constructor de autopistas y puentes, creador de parques, destructor de tugurios. Una especie de barón Haussmann del siglo 20. Por la otra parte, Jane Jacobs, periodista y activista, admiradora del “ballet de la buena vereda”, defensora de la escala humana y de los barrios, de “los ojos puestos en la calle”, tal como definió los históricos atributos urbanos en sus exitosas publicaciones. “Una simple dueña de casa”, para sus indignados detractores. Cuando ambos se involucraron en el debate sobre el futuro de la Plaza Washington de Nueva York en los años 50, el resultado fue un conflicto estrepitoso y monumental, con el futuro de la ciudad entera en la balanza.

La legendaria batalla que libraron hace más de medio siglo tuvo que ver con la tenaz oposición liderada por Jacobs a una autopista urbana diseñada por Moses para atravesar el corazón de Manhattan, destruyendo antiguos barrios y espacios públicos. Moses y Jacobs tenían visiones profundamente divergentes sobre el futuro de Nueva York. Moses tenía el suficiente poder político como para construir en su reinado una red de autopistas urbanas que efectivamente arrasó con antiguos barrios y erradicó a miles de personas. Para él, la ciudad perfecta era la ciudad de tránsito vehicular perfecto. Jacobs, en cambio, logró hacer ver a la ciudadanía que las calles son más seguras y dinámicas cuando están llenas de peatones, y que los barrios y su identidad son más importantes que el ideal abstracto de ciudades perfectamente limpias, ordenadas y eficientes. Al final, se impuso la campaña ciudadana liderada por Jacobs, asestando al poderoso Moses una derrota ejemplar. De ahí en adelante, Nueva York nunca más se planificaría sin la participación de la ciudadanía.

Hoy, Manhattan se prepara para revivir este fantástico drama público en la forma de una ópera, tal vez el género más apropiado para representar la pasión que muchos residentes de esa fantástica metrópolis sienten por ella hasta el día de hoy. Robert Moses y Jane Jacobs representan esa pasión, pero a un nivel que va más allá de la del ciudadano común, pues ellos entregaron una parte de sus vidas a defender sus convicciones sobre la ciudad que amaban. La ópera se llamará “Un Orden Maravilloso”, parafraseando la clásica obra de Jacobs, “Muerte y Vida de las Grandes Ciudades” de 1961, y que tan bien nos haría leer y releer a todos los chilenos interesados en nuestro futuro urbano.