Talentos 2016

18 de Junio 2016

El que busca encuentra, y eso fue lo que hicimos en MásDeco. Una vez más nos propusimos levantar nombres inéditos, emprendedores y creativos que despunten por su labor y prometan un futuro esplendor.

Por Equipo MásDeco.

ESCUELA DE ARQUITECTURA DE LA UNIVERSIDAD DE TALCA
Contesta José Luis Uribe. Exalumno y académico de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Talca. Cocurador del Pabellón de Chile en la XV Bienal de Arquitectura de Venecia.

¿Qué busca la Escuela de Arquitectura de la U. de Talca? Todo tiene que ver con el territorio donde opera la escuela: el valle central de Chile, un territorio ubicado entre Santiago y Concepción donde hasta el año 1999 ninguna escuela de arquitectura había planteado su quehacer. Desde ese año desarrolla un trabajo de formación de alumnos vinculada a una única y particular manera de hacer en torno a ese territorio (…) La expresión más visible de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Talca ha pasado a ser la ‘obra de título’, que plantea un formato de titulación que aborda problemas y situaciones reales para resolverlos en obras de formato pequeño, cosa que ha sido capaz de detonar una nueva actitud en sus estudiantes y egresados, quienes ya están preparados para lidiar con el difícil medio laboral en el que se insertan.

¿De qué forma la escuela estuvo presente en la pasada Bienal de Venecia? Todo nace desde el “Reportando desde el frente”, llamado que realiza Alejandro Aravena en su condición de director de la XV Bienal de Arquitectura de Venecia, y posteriormente con el concurso que el área de Arquitectura del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes organiza para definir la curatoría del Pabellón de Chile en la mencionada bienal. La propuesta, llamada ‘A contracorriente’, se centraba en el trabajo realizado por 15 jóvenes arquitectos maulinos que han tenido que diseñar, gestionar y construir una pequeña obra de arquitectura para obtener su título profesional de arquitecto. Tal cual dice el texto curatorial del pabellón: “’A contracorriente’ muestra el quehacer de una generación de jóvenes que conciben, diseñan, gestionan, levantan financiamiento y construyen pequeñas obras de arquitectura para obtener su título profesional de arquitecto. Ellos tienen en común la pertenencia al territorio rural del valle central de Chile, y al final de su formación académica regresan a su lugar de origen para aportar a la comunidad levantando arquitecturas que en su conjunto dibujan una filigrana de lugares que acogen el trabajo y la vida de los campesinos y sus familias.

Esas arquitecturas han sido levantadas con lo mínimo, con restos de diversos procesos agrícolas y con los materiales que se encuentran a mano, aportando valor y colocando en la globalidad a esos territorios olvidados por el desarrollo, a través de un relato regional aunque no costumbrista (…).

‘A contracorriente’ dice del sentido contrario hacia donde van las cosas, y esta muestra va en el sentido contrario al de aquellas batallas, quizás más globales, que se libran para mejorar la calidad del entorno urbano. ‘A contracorriente’ contribuye a mejorar la calidad de vida de esas personas olvidadas por la modernidad”.

Tomás de Iruarrizaga

Es el primer alumno en obtener doble titulación, en Arquitectura y Diseño, con excelencia académica en la UC. “Eso inevitablemente te da una aproximación distinta al trabajar. No hago solo interiores, hago arquitectura completa, pero me interesa mucho la resolución técnica de los interiores. Si voy a hacer un mueble, vendrá de una maestranza y se instalará en la obra. No es como suele hacerse, es un poco más ligado a la industria”, explica Tomás.

Para asegurar si es más eficiente su manera, Tomás dice que necesita muchos años. Por ahora lo que hace es probar. “Para mí están un poco borradas las fronteras entre diseño y arquitectura. Ahora estoy diseñando una especie de cabaña pequeña, que está completamente hecha por piezas, hay nada o casi nada que se resuelva en el terreno. Es una pega más limpia, depurada. No rompes el terreno y se aprovechan mejor los recursos. La consecuencia directa de esta manera de trabajar es el aspecto de las cosas que produce: no es que parezcan industriales, son industriales. No es que trate de lograr un look metálico, los componentes son de metal, van soldados o apernados”.

A Tomás le gusta tener todo muy pensado, tener modelos 3D y que el proceso sea como el armado de un Lego o un mecano.

Dicta en la Escuela de Diseño UC, un curso de muebles, donde abarca diseño y construcción. “Hemos trabajado con cartón, alambre, madera, etc. Todo va variando de acuerdo al material. También estoy desarrollando una línea de muebles, objetos pensados para fabricarse de manera rápida y eficiente, sin perder la parte estética”.

Alfredo Thiermann

Rodrigo Pérez de Arce [EARQ] fue una figura muy importante en la formación arquitectónica de Alfredo Thiermann, que terminó en la PUC y comenzó en la U. de Chile. Posteriormente Alfredo hizo su máster en Princeton University.

“Me interesa entender la arquitectura -y la construcción de edificios- en relación a otros ‘medios’ de producción y comunicación. Vivimos gran parte de nuestro tiempo en un intercambio constante entre ‘espacios etéreos’ o digitales y ‘espacios físicos’ o materializados sólidamente. Mi aproximación a la arquitectura trata de entender esa nueva relación: por un lado ver cómo los medios y espacios digitales afectan los espacios físicos que habitamos y, por otro, trabajar en como objetos sólidos y construidos tienen potencial y poder para intervenir en el mundo ‘etéreo’ o digital. Ahora, esta relación entre arquitectura construida y arquitectura como ‘medio’ tiene una larga tradición histórica, aunque no lo creamos”, explica Alfredo.

Le interesa particularmente el rol que la arquitectura tiene para generar límites más que conexiones y protección, refugio y distancia más que fluidez. Ve que hay un impulso innato en las personas por estar conectados de manera más rápida y con más personas e información, y ese impulso o necesidad queda satisfecho o alimentado por las tecnologías que todos usamos: teléfono, computadores, radio, etc. “Pero hay otro impulso o necesidad igual de relevante que tiene relación con la desconexión, o con cómo uno filtra o se distancia del mundo o del día a día. Creo que la arquitectura siempre ha tenido más que ver con esa relación profiláctica con el mundo más que con discursos o ideas de extrema eficiencia”.

Haciendo una casa, una intervención en espacios públicos o diseñando para películas, los proyectos en los que ha trabajado tienen como denominador común el hecho de proponer distintas maneras de establecer distancias o diferencias con la realidad. Entendiendo el objeto y espacio construido en relación a los otros ‘medios’ que lo rodean (sean estos sonidos o imágenes).

¿Cuáles han sido y cómo se han dado tus proyectos más importantes hasta ahora?

DINÁMICAS DEL VACÍO (2013), este proyecto fue construido frente al Museo de Bellas Artes en Santiago el 2013, después de ganar un concurso para hacer una residencia en la Antártica. Este proyecto fue una colaboración con Ariel Bustamante (artista sonoro). ARTEFACTO NR. I (2012), fue mi proyecto de título en la PUC. Fue la construcción de un edficio/escenografía CASA NR. I (2015).

La directora de cine Marialy Rivas me propuso que colaborara con una construcción/escenografía para su nueva película que se estrenará pronto llamada “La Princesita”.

Vivirá los próximos 3 años en Berlín, junto a sus dos hijos, haciendo una investigación sobre un grupo de edificios financiada por la ETH en Suiza. En paralelo está preparando algo para la Bienal de Estambul y consolidando lentamente su estudio.

UMWELT
Arturo Scheidegger e Ignacio García Partarrieu

A pesar de que ambos fueron alumnos del perorado y del magíster en arquitectura dela PUC, Arturo Scheidegger [EARQ] e Ignacio García Partarrieu [EARQ] se conocieron trabajando en SCL2110, un proyecto que invitaba a imaginar Santiago dentro de 100 años. A partir de esa experiencia decidieron formar UMWELT, una oficina que definen como de investigación práctica y diseño territorial. “A diferencia de muchas otras que tienen un estilo muy claro, nosotros producimos arquitectura que se ve distinta, que está diseñada y pensada dentro de in marco conceptual que tratamos de definir. No es muy fácil explicar lo que hacemos porque no es visual sino más bien metodológico, tiene que ver con cómo pensamos y trabajamos la arquitectura”, explica Arturo. “Hacemos investigaciones, clases y arquitectura. Desde escalas territoriales, e incluso continentales, a escalas más pequeñas. Para nosotros no existe ninguna diferencia. Hicimos un proyecto/estudio que consideraba todo el continente antártico como material, desafiando la visión de que estos territorios son vírgenes, poniendo de manifiesto que son pedazos de infraestructura con mucha intervención humana. hemos hecho estudios sobre el desierto de Atacama y sobre Siberia, pero también trabajamos en una remodelación”, agrega Ignacio. Fueron los ganadores del programa YAP_Constructo en 2013 y obtuvieron el encargo de diseñar la central donde se almacenan los equipos de la televisión digital en el cerro San Cristóbal, un proyecto muy técnico pero que, siendo parte de un parque público, tenia bastantes exigencias estéticas. Ahora se encuentran preparando ma segunda central también en el cerro. Además en noviembre inaugurarán una exposición en la galeria Liga, de Mexico, especializada en la difusión de arquitectos latinoamericanos. También sumarán dos casas mas a su lista de obras; pero quizás el próximo proyecto mas importante es la investigación sobre el futuro de las estructuras energéticas de Chile que comienzan este segundo semestre. Dentro de Energia 2050, un grupo interdisciplinario que está desarrollando las políticas en este tema para los próximos 5O años, han comprendido la necesidad de profesionales de la arquitectura en esta discusión: “Como arquitectos creemos que tenemos una responsabilidad mayor que simplemente diseñar cosas bonitas. Tenemos la capacidad de ser participes en problemas pais, como las políticas energéticas o de televisión que por lo general han sido abordadas desde otros lados, como la ingeniería y la economia. Hemos visto que nuestras competencias no las tienen y las necesitan para lograr. Hasta ahora el proyecto se conduce como estudio, pero se espera que se materialice en proyectos tangibles en el futuro”.

Fernanda Godoy

En las palabras más simples que puede encontrar esta diseñadora UC, que trabaja en el taller de prototipos gráficos (The Factory) de la Escuela de Diseño de esa universidad, el Letterpress es una forma de impresión a través de presión. Consiste en el traspaso de una imagen que va grabada en relieve en una matriz (que puede ser de diversos materiales), que se entinta y pasa por una máquina que ejerce presión sobre esta, traspasando la imagen a una superficie, generalmente papel. Se llama Letterpress porque originalmente se imprimía con tipos móviles (letras), con las que se componían los textos.

“El uso de esta técnica se remonta a los tiempos de Gutenberg, quien inventó este sistema y con el cual realizó la primera Biblia impresa, que revolucionó el mundo, que comenzó la masificación de los libros, antes realizados por los escribas en monasterios. Es más, este invento sirvió como base para lo que se desarrollaría después de mucho tiempo, en todo lo que se refiere a la composición de textos en el computador”, explica Fernanda. Desde entonces el Letterpress fue la técnica de impresión por excelencia, y no fue hasta los años sesenta, cuando se inventó el sistema de impresión offset, que optimizó los tiempos y cantidades de impresión, que comenzó el declive de este oficio.

Sin embargo, durante los años ochenta tuvo un renacimiento gracias a la invención del fotopolímero, lo que permitía lograr diseños más complejos y que se ajustaban a los requerimientos de los clientes. Así el interés por el trabajo desarrollado en Letterpress ha ido aumentando y tomando más fuerza, gracias también a los diseñadores, que pusieron valor y vieron en este sistema una oportunidad para llevar a cabo proyectos singulares. “Lo más valorable de este oficio es que los resultados obtenidos son únicos, con cualidades y características exquisitas”.

Javiera Barrientos
Librología y rescate del patrimonio bibliográfico

Javiera Barrientos (26) aprendió a leer con las tiras cómicas de Mafalda e historietas como “Mickey y el Pato Donald” y “Mampato y Ogú”. Gran parte de sus recuerdos de infancia está tamizado por algún tipo de lectura. Hoy, tras haber estudiado Letras y un Magíster en Literatura en la Universidad de Chile, además de su labor docente en universidades, es la creadora de Notas de Arte, un blog y factoría de encuadernación artesanal y de restauración hecha a mano, donde periódicamente dicta clases, y es una de las fundadoras del Centro de Estudios de Cosas Lindas e Inútiles (CECLI), un espacio de mediación desde donde busca divulgar investigaciones en torno a todo tipo de cultura material. “Muchas de las cosas que nos interesan son vistas como algo meramente estético y, por ende, inservible. El nombre del centro busca jugar con esa dicotomía e ironizar lo que significa que un objeto sea considerado inútil en un mundo donde prima el desecho y todo debe tener una función práctica inmediata”, explica sobre la labor del centro, que prepara para octubre la segunda versión de las “Jornadas sobre Objetos y Cultura Material” en el Museo de Artes Decorativas Palacio Rioja, en Viña del Mar.

¿Cómo definirías un objeto inútil y cómo dirías que se puede contribuir a su reivindicación en la memoria colectiva? Cuando en el centro hablamos de algo inútil, no lo hacemos de manera peyorativa: puede ser un objeto que cumplió una función práctica en su momento pero quedó obsoleto debido al desarrollo de nuevas tecnologías; algo que tiene un valor cultural, artístico y patrimonial que va más allá de su mera funcionalidad pragmática; o una disciplina u objeto mirado en menos por no tener cabida dentro de un sistema donde prevalece una mirada lucrativa (…) Nuestra labor es acercarlos al público, ser un puente con el espacio del museo y la biblioteca. Nos interesa abrir baúles personales, familiares y sociales para rescatar objetos que nos hablen de la cultura que los albergó, e invitamos a especialistas de todas las áreas a acercarse a nosotros para gestar proyectos que ayuden a mantener nuestra cultura material vigente. 

En un mundo especialmente enfocado en lo digital, ¿cómo explicarías la importancia de aprender a leer un libro desde su materialidad? Según lo veo, el mundo de lo digital y de lo material no se contraponen. La digitalización nos permite a bibliólogos e historiadores del libro acceder a textos específicos, como manuscritos iluminados o primeras ediciones de libros impresos, a los que no tendríamos acceso de otra manera. Creo que es muy importante leer un libro inserto en su contexto de producción material porque un texto, sin importar si es o no literario, es, también, el soporte que le da forma. Un libro nunca está al margen de las tecnologías de reproducción de su época: no es lo mismo escribir en el siglo XII que en el XVI, ni publicar en la Europa del XIX que en el Chile del XIX. Por lo mismo, es necesario detenerse a examinar las claves que nos entrega un libro más allá de su contenido textual. El libro es un objeto multidisciplinario y, como tal, debemos estudiarlo y leerlo desde cada uno de sus flancos: de la forma en que se dispone la tipografía en la página, a la manera en que ha sido encuadernado.

Grupo KYMA

Dentro de un proyecto en la Escuela de Diseño UC, a Sebastián Spoerer, Trinidad Burgos y Carolina Pacheco se les pidió buscar una forma de fomentar la comunicación. “A nosotros nos pareció que la música conecta a las personas y la elegimos como vía. Surgió el problema de para quién y aparecieron los sordos. Entramos en el detalle de sus problemas, como la dificultad que tienen para participar en conversaciones grupales, ya que leen labios, y cómo solo pueden tocar ciertos instrumentos como el piano y la batería, que trasmiten sus vibraciones”, cuenta Sebastián.

Se plantearon una pregunta: ¿cómo nivelar la comunicación para que todos puedan disfrutar de una misma experiencia en torno a la música? “Así, con la ayuda de Vicente Burgos, que no estudia en la UC, pero es experto en electrónica, nació KYMA, un amplificador que mediante ondas en el agua permite ver la música a través de las frecuencias que se expresan en ella. Está pensado para que las personas con sordera profunda puedan aprender a tocar un instrumento, cada nota tiene una frecuencia diferente, y mediante la cimática, que es el principio físico que usamos, la expresión de las ondas en los elementos, cada una tiene una figura diferente. El diseño trata de ser innovador y contemporáneo. “Quisimos hacerlo lo más cool y rico posible para que la gente quisiera tenerlo en su living, para que todos disfruten el espectáculo”.

Newen Wooden Toys

En manos del diseñador industrial Manuel Jesús Fernández nace Newen Wooden Toys, que se crea a partir de la necesidad de recuperar el diseño de juguetes en serie en Chile, perdido hace décadas, cuando las fábricas usaban sus despuntes de material para crear líneas de juguetes hechos a mano, desde soldaditos de plomo hasta muñecas hechas en proceso de rotomoldeado. “Lamentablemente todo esto terminó cuando la importación de productos extranjeros comenzó a mermar el mercado nacional, llevando a la extinción este incipiente desarrollo de juguetes diseñados y fabricados por chilenos, quedando solo en vagos recuerdos de algunos nostálgicos”, señala Fernández.

Newen usa la madera como materia prima para desarrollar juguetes con un moderno diseño conceptual, y rescata en su esencia la sencillez de los juguetes clásicos de madera que pueden ser disfrutados tanto por adultos como niños. Para su realización se enfocan en un principio ecológico, reutilizando despunte de material para crear productos originales y de suma precisión. En cada diseño y juguete está la esencia del ‘hecho a mano’ y ‘hecho en Chile’.

Entre sus creaciones destacan los camiones, las grúas y un espectacular camión de bomberos.

Trekan

Trekan nace en 2015 gracias a la estrategia y planificación de tres emprendedores chilenos. Se trata de Gabriel Carranza, Christian Kramer y Franco Moral, ávidos buscadores de un producto de alta calidad, con las mejores terminaciones a nivel mundial.

Trekan se fabrica en Chile, y es un trailer todo terreno hecho para llegar a todas partes y sortear los peores terrenos. “Nuestro fin es combinar la comodidad con la flexibilidad para así llegar a los lugares más recónditos de nuestro hermoso país. Son livianos y aguantan bastante carga -más de 500 kg-. Son térmicos y en general son pequeños para la media. Traen luz propia, generada por una batería de ciclo profundo; cuentan con un espacio para cocina y muchos accesorios que le dan la comodidad necesaria para salir a una gran aventura junto a la familia”, especifican sus creadores.

Su autonomía llega a las 5 personas, y se pueden arrendar para expediciones o también comprar. “Nuestros carros fueron diseñados pensando en integrar la modernidad de nuestros tiempos, junto la nobleza y calidez de nuestra madera, que le da finas terminaciones. Sumado a esto, hemos tratado de colocar un sinfín de accesorios para darle gran capacidad de organización, pero sin perder nunca nuestra preocupación en su diseño y armonía”, concluyen.

María I.Edwards

María Ignacia Edwards es la creadora de delicadas esculturas tridimensionales que parecieran flotar en el aire. Tras la poética estética de su obra se esconde, no obstante, un complejo trabajo de cálculos matemáticos y físicos donde se ponen en juego la gravidez y ligereza de los objetos para lograr un equilibrio perfecto. Inspirada por un lado en la astronomía, la precariedad de materiales también ha caracterizado su trabajo. “El valor de mi obra está en la libertad que me da la economía de recursos, hay menor ‘gravedad’ para trabajar, menos miedo a equivocarme y más motivación para experimentar. Mi trabajo se podría definir como una práctica de recolección, donde la constante es recorrer, recoger y resignificar: que es el momento en que vuelvo al taller y organizo las cosas encontradas en un nuevo espacio”, explica.

Ha sido esa identidad indudable de su trabajo la que la ha hecho especialmente reconocida en los últimos años: tras haber recibido en 2013 el premio “Arte para la Ciencia”, otorgado por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt), el año pasado recibió el premio ArtNexus EFG por el solo proyecto “Nocturnos”, que expuso en ArtLima, a la vez que fue distinguida por la Red Europea de Arte y Ciencia Digital por el proyecto “Encuentros”, que desarrolló en los observatorios de la ESO y Ars Electrónica en Austria. Debido a ese galardón pudo realizar un ambicioso trabajo y dar forma a “Instrumento móvil de aire & cuerda”, una obra en la que colgó de once observatorios astronómicos -pertenecientes a nueve países- un simple columpio de madera de más de 50 metros de largo. Cada uno de ellos, a su vez, servía como caja de resonancia de un piano instalado en el Museo de Linz, en Austria. El movimiento de los 11 columpios se transformaba así en 11 notas, que viajaban hasta las cuerdas del instrumento para hacerlas vibrar. “Una de las cosas que me interesaban en este proyecto era que la obra nunca se podía ver por completo, y ahí de alguna forma se encuentra la analogía con la astronomía: sabemos que las estrellas existen porque percibimos su luz, nos consta pese a la distancia y a que difícilmente podremos tocarlas. Fue lo que quise hacer con este instrumento, que pese a la distancia de sus piezas esparcidas, sabemos que existe, por las notas que emite su movimiento”, cuenta.

¿Cómo llegaste a interesarte en la ciencia y específicamente en la astronomía? Creo que todo se inició con mis recorridos en bicicleta, al hacer consciente estos recorridos y ver que podía no solo moverme de un lugar a otro, sino que también entender el espacio a un ritmo propio y traducirlo en la obra (…) como una forma de dibujar invisiblemente una trama en el espacio, una constelación a escala del cielo, reducida y proyectada sobre la calle. La astronomía es una de las ciencias a las que podemos acceder fácilmente, el cielo siempre está ahí y tiene una mecánica y un funcionamiento armónico y de equilibrio que me inspiran al momento de hacer.

Nicolás Arroyo
Intersección entre ciencia y arte

Nicolás Arroyo es el primer chileno en estudiar en KaosPilot, la famosa Escuela de Diseño de Nuevos Negocios e Innovación Social de Dinamarca, una de las más reconocidas del mundo por su disruptivo método de enseñanza, lejos de los cánones tradicionales. Antes de emigrar de Chile estudió algunos años arte y arquitectura. “Me di cuenta de que existía una gran distancia entre lo que te enseñaban en la universidad y las habilidades que se necesitaban en el mundo real, fuera de la academia. Dejé mis estudios, trabajo y toda una vida con la idea de buscar un lugar donde crecer holísticamente en todos los aspectos”. Hoy se define como un “pensador y diseñador de futuros que usa la intersección entre el arte y los negocios para ser un puente entre disciplinas, industrias y sectores”. Desde su llegada a Aarhus ha desarrollado una amplia carrera como artista bajo el seudónimo de NicNaar, a través del cual ha diseñado packaging para marcas de ice tea, ha creado murales para empresas y dibujado carátulas de discos, entre otras cosas. Representado por las galerías danesas TANK y ARTOTEKET, es además uno de los fundadores de Bespoke, un exitoso estudio de diseño estratégico de futuros e innovación, que busca incorporar el ‘design thinking’ en empresas y organizaciones para ayudarlos a ser más creativos y trabajar bajo nuevas dimensiones de empatía, curiosidad y visualización de su entorno. “Nuestro principal objetivo es desafiar el ‘business as usual’ y romper un poco con el statu quo del mundo de negocios, donde todo se mide por el impacto monetario a corto plazo y nos olvidamos del impacto que nuestras actividades tienen en otros. Tratamos de crear un cambio positivo desde adentro hacia afuera, y no solo tirar piedras. Si no nos gusta el juego, yo digo que cambiemos las reglas. ¿Por qué no?”, explica.

Tu trabajo se caracteriza por ser de trazos simples y con una iconografía muy particular. Se pueden intuir varias culturas o civilizaciones en ella. ¿Cómo llegaste a esa solución gráfica? Hace unos años decidí tratar de minimizar el tamaño de mi atelier y ser capaz de llevar mi estudio en la mochila a cualquier lado. Me desprendí de muchos materiales. Quería probar la idea de la ‘restricción creativa’ para volver más interesante el proceso creativo. La iconografía en mi trabajo partió de una forma bien inconsciente, incorporando distintas influencias a las que he estado expuesto a lo largo de mi vida. Por eso se pueden encontrar referencias de las culturas ancestrales de Chile, con la imaginería que conocí estando en África, en el resto de Sudamérica y Europa. También se mezcla mi experiencia haciendo mucho grafiti y muralismo en Santiago cuando era un adolescente. Me atrae la idea de crear imágenes seudosagradas que pueden haber sido sacadas de un telar mapuche, artefactos xhosa de África, una antigua imagen vikinga o un grafiti en el metro de Nueva York. Ese espacio intermedio, híbrido y simbólico me parece fascinante”.

Grace Weinrib
La experimentación del color

“El color es un medio muy potente. Apela directamente a nuestra emocionalidad y creo que este es uno de los motivos que hacen que sea tan difícil hablar al respecto. Yo digo amarillo, y probablemente en el que estoy pensando es muy diferente al que piensas tú. Y a pesar de que se ha escrito mucho sobre el color, sigo pensando que hablar de ese tema es complicado. El color es tan complejo como las relaciones humanas. Todo color tiene que ver con cómo se relaciona con el otro”. Así explica Grace Weinrib (32) de dónde surge su fijación con el color que trabaja constantemente en sus pinturas. Ganadora de la Beca AMA, el año pasado realizó una residencia artística en Gasworks, Londres, donde residió por tres meses. Como parte del premio, tras su llegada al país realizó también la exposición “Ya nada será como antes” en el MAVI, donde expuso una serie de pinturas, collages, dibujos, escritos y esculturas que instalaban diálogos en torno al color y su experimentación, y reflexiones sobre la construcción y contextualización de la memoria. “Siempre ha sido muy natural indagar en mi propia historia. Probablemente tenga que ver con haber nacido en Estados Unidos, y llegar a Chile al cumplir los nueve años. Mi madre es chilena y mi padre era estadounidense, y ser inmigrante en Chile pone bajo el foco lo que uno trae consigo, y lo que uno adquiere en su nuevo hogar (…) a pesar de que mi trabajo sea muy autobiográfico, quizás no es tan personal. Hace poco José Luis Blondet, un curador de Los Ángeles County Museum of Art (LACMA), me dijo que mi trabajo al tratarse del lenguaje -y el lenguaje por ser una vía de comunicación- no es personal. Me pareció superinteresante esa perspectiva”. Hoy está concentrada en su trabajo con pacientes del Hospital Psiquiátrico José Horwitz Barak, con quienes prepara una muestra en un trabajo colectivo con el equipo de la radio “Estación Locura”, el programa de educación del MAVI, y Catalina Quezada, curadora de su reciente exposición.