Invertir en transporte público: Una propuesta para los futuros alcaldes

10 de Octubre 2016

Juan Carlos Muñoz: “Los municipios deberían reconocer que la solución sustentable pasa por contar con un transporte público masivo de calidad, que provea accesibilidad y movilidad a sus residentes…”

Por Juan Carlos Muñoz, Director Centro de Desarrollo Urbano Sustentable UC, El Mercurio

La congestión vehicular durante las horas punta es un problema severo en la mayoría de las comunas de Santiago. En especial en aquellas con alta motorización como Lo Barnechea, Vitacura, Las Condes, Providencia y La Reina. Ante esta situación, su reacción ha sido invertir mayoritariamente en su red vial: se agregan y ensanchan vías, modifican radios de giro y construyen pasos a desnivel. Esto solo logra agravar la ineficiencia, pues incentiva el uso del automóvil y posterga la posibilidad de implementar soluciones estructurales, lo que repercute en toda la ciudad, pues los autos generan congestión en el resto de Santiago.

La más aproblemada es Lo Barnechea: cuenta con solo tres vías para salir en dirección poniente y se expande con un modelo urbano basado en el automóvil.

Los municipios deberían reconocer que la solución sustentable pasa por contar con un transporte público masivo de calidad, que provea accesibilidad y movilidad a sus residentes. Solo así los vecinos podrían bajarse del auto. Sin embargo, estos municipios prácticamente no destinan recursos a fomentar el transporte público. No los vemos implementar vías expeditas para buses, ni construir una red de paraderos de calidad.

Al no dar prioridad a los buses, la congestión termina obstaculizando su paso. Se podrá argumentar que no es su responsabilidad, pero tampoco lo es cofinanciar pasos a desnivel para automóviles.

Quiero invitar a estas comunas a que inviertan en transporte público de calidad. Para eso se avecina una tremenda oportunidad. Estamos ad portas de una nueva licitación de los servicios de buses. Una vez adjudicados los contratos, sugiero a las autoridades comunales acercarse a la empresa que deberá adquirir nuevos buses para atender su sector. El municipio podría ofrecer apoyo y recursos a esta empresa para mejorar su servicio. ¿A cambio de qué? De que aumenten el tamaño de la flota, de modo de incrementar su frecuencia; adquieran buses de mejor estándar (asientos, wifi, aire acondicionado); entreguen un servicio de calidad, etcétera. Se aprovecharía la oportunidad para financiar solo la diferencia que permita saltar de un nivel de servicio normal a uno con atributos superiores.

Dado que los servicios sirven a varias comunas, hay aquí una oportunidad para una buena y necesaria coordinación intercomunal. Esta medida favorecería fuertemente a sus residentes, tanto a quienes opten por el bus como a quienes insistan en el automóvil. También beneficiará al resto de la ciudad, que recibirá menos autos desde estas comunas. Además, muchos de quienes usan transporte público allí provienen de otras comunas. Un proyecto de estas características generaría un efecto demostrativo respecto de lo que se puede conseguir con una inversión mayor en el transporte público.

Para que estos más y mejores buses verdaderamente ofrezcan un mejor nivel de servicio se requiere aumentar la conectividad de los servicios de estas zonas, en especial hacia el metro. Las comunas deberían también llevar adelante iniciativas que den prioridad a los buses en sus vías. Su velocidad aumentaría, lo que permitiría viajes más expeditos, mayor frecuencia y, por lo tanto, menores esperas, mayor capacidad y confort.

La disyuntiva entonces es clara: insistir en un modelo basado en el automóvil (que sabemos bien dónde nos llevará) o abrazar al transporte público como la única alternativa que permitirá resolver los altos niveles de congestión. En época de elecciones municipales, los candidatos a alcalde tienen la palabra.