Casa saludable: el prototipo de vivienda para personas con necesidades especiales que toma fuerza en la Escuela de Arquitectura UC

29 de Mayo 2018

Mauricio Lama es académico de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica. Hace algunos años (2010), asumió el desafío de atender los requerimientos habitacionales de niños que padecían cáncer, quienes no podían regresar a sus casas por las condiciones que éstas presentaban post terremoto del 27F, y, por lo tanto, una mejora en sus viviendas era crucial para el alta médica.

Así, la Fundación Nuestros Hijos con Cáncer, se puso en contacto con él y decidieron trabajar juntos. “Los niños no podían salir de la fundación, porque sus casas estaban en malas condiciones térmicas, y de salubridad, por lo tanto, los doctores no les daban el alta a la luz de que estaban con sus defensas muy bajas y necesitaban un espacio adecuado para vivir”, comenta el académico.


Lama, con sus ayudantes y estudiantes, además de la colaboración profesional del académico de la misma escuela, Waldo Bustamante, comenzaron a trabajar en un prototipo que denominaron “vivienda saludable”, que no solo cumpliera con obvios criterios de eficiencia energética, sino que, además, dotara al inmueble de buena ventilación, que aprovechara al máximo la luz solar, que utilizara materiales que no provoquen alergias respiratorias o cutáneas, y una serie de otros beneficios.


“Con nuestros estudiantes armamos viviendas especiales para personas, niños en particular, con necesidades especiales, particularmente con niños que tenían quimioterapia y que quedaban con sus defensas muy bajas. Desarrollamos una vivienda prototipo con Waldo Bustamante y varios alumnos, con accesibilidad universal y con el confort necesario para ellos”, advierte Lama.


El académico UC agregó, además, que “las casas, luego que las fuimos a ver después de construidas, térmicamente funcionaban y se desempeñaban muy bien. Luego de ello la fundación se puso en contacto nuevamente con nosotros hacia fines de 2016 y les preguntamos cómo estaban los niños y nos dijeron que súper bien. Muchas de ellas ni siquiera se veían en la necesidad de encender calefacción en invierno, porque la vivienda se comportaba muy bien”.


En 2017 volvieron a trabajar con la fundación, esta vez para atender el caso de un niño, en La Pintana, con un cáncer muy invasivo. “Fuimos a ver la casa para evaluar qué condiciones podríamos mejorar para su bienestar, con mis ayudantes y alumnos de la asignatura. Su casa tenía cero índices saludables de iluminación natural, humedad, problemas de ventilación y otros. La conclusión fue que teníamos que rediseñar un espacio al interior de la misma vivienda que se abriera a la luz solar, eliminando problemas de humedad y otros, y que tuviera un mayor volumen de aire porque compartía habitación con un hermano”, relata Lama.


Y agrega que “hicimos este proyecto al interior de mi ramo, para que los estudiantes hicieran propuestas de mejoras y de eficiencia energética. Así conseguimos donaciones importantes, como lo que hizo el Decano Mario Ubilla, que nos permitió utilizar madera que había en el Campus San Joaquín UC de exposiciones antiguas. Los alumnos levantaron lo que había y lo reutilizamos. Nos unimos con Fundación Hábitat para la Humanidad que se especializa en habilitación y construcción de casas para personas con discapacidad y/o movilidad reducid, y trabajamos muy bien”.
Lama sostiene que la construcción de la vivienda en La Pintana detonó el sano interés de esta última fundación para trabajar de manera más seria en un prototipo oficial de “Vivienda saludable”.

“Quedaron muy entusiasmados con nuestro trabajo, ya que nunca habían construido una casa eficiente, con conceptos de calidad ambiental interior y otras bondades. Lo encontraron muy pertinente a su trabajo y ahora estamos en proceso de analizar la posibilidad de construir un prototipo de vivienda saludable, salubre y energéticamente eficiente para personas con necesidades especiales en Puente Alto”, advirtió.


Trabajo social y rendimiento académico


Los estudiantes de la asignatura que imparte el profesor Lama combinan dos cosas: servicio social y rendimiento académico. Ello, porque trabajar en estos prototipos de vivienda significa aprender, llevar a la práctica el conocimiento adquirido y materializarlo en una vivienda que atenderá las necesidades de personas con carencias de salud, sociales y/o de otra índole, lo que imprime un sello que va más allá de una nota 7 o de un reconocimiento académico, ya que les permite incidir, desde la arquitectura, en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas que más lo requieren, traspasando la frontera de la sala de clases para impactar positivamente en la sociedad.


“Nosotros evaluamos a los alumnos con nota, conforme la calidad de sus prototipos de vivienda, y se les convalida como horas de práctica el tiempo que pasen en la construcción de estas viviendas. Es decir, se les evalúa por todo el proceso”, explica Lama.


Lama agrega, además, que “esto genera un interés social en los alumnos que va de la mano con satisfacer, desde la arquitectura, las necesidades especiales de confort y de salubridad para personas que lo requieren, ya sea por enfermedad, por discapacidad y/o movilidad reducida, y los alumnos pueden aprender haciendo y son evaluados por proyectos concretos que impactan directamente en la calidad de vida de las personas”.


La Fundación Nuestros Hijos con Cáncer ha hecho mención especial al trabajo realizado con el Profesor Mauricio Lama y su equipo. Si quieres revisar esta información puedes visitar el siguiente link.

INFORMACIÓN PERIODÍSTICA

Juan Andrés Inzunza