Revista Álbum: una nueva y novedosa plataforma para abrir la discusión sobre Patrimonio

Sin embargo, cuando se trata de definir qué es patrimonio, suelen escasear las palabras y las ideas, y se hace difícil asignarle una acepción coherente a un concepto que, al parecer, toda persona, medianamente informada, debiera manejar.

Sucede, entonces, que en una sociedad que avanza rápidamente en distintas materias, se hace necesario generar espacios e instancias de discusión y debate respecto de temas como éste. ¿Qué es patrimonio? ¿Qué no es patrimonio? ¿El patrimonio son solo edificaciones? ¿Puede una expresión artística, un plato de comida, o un oficio milenario ser considerado patrimonio?

Esta, y otras preguntas, pueden plantearse y tener asidero en una nueva revista sobre Patrimonio llamada Revista Álbum, una iniciativa que nació desde el ingenio y la inquietud de un grupo de profesionales, estudiantes todos del Magíster en Patrimonio Cultural de la Universidad Católica, que vieron la necesidad de disponer de una plataforma para, inicialmente, albergar sus trabajos y su producción académica, y que luego concibieron como un espacio abierto.

La idea es tentadora y oportuna. Cualquiera puede colaborar. “Abrimos el abanico de posibilidades a través de una convocatoria abierta, con el único requisito de ser mayor de edad, y damos la bienvenida a todos los textos, columnas, ensayos y proyectos que puedan enviarnos desde el mundo académico, sociedad civil, sector privado, y cualquiera sea la naturaleza de su origen. La idea es que mientras más información nos llegue, más robusta es la revista y mejor nos va con los temas, porque creemos que en la diversidad está su riqueza”, sostiene la editora general, Arantxa Figueroa, quien se toma unos minutos para comentarle a la comunidad FADEU UC los alcances de esta nueva revista.

¿Cómo nació la idea de tener esta revista?

Al principio partió para generar un repositorio de trabajo o una plataforma para mostrar los trabajos que hacíamos en el Magíster, que nos parecían muy interesantes, pero que no teníamos cómo darlos a conocer. De ahí nació la idea de tener esta revista, y comenzamos a planificar varias cosas y también desarrollamos una investigación de campo para ver cuántas publicaciones hay de patrimonio en Chile y en Latinoamérica, y nos dimos cuenta que había muy poco, por lo tanto, vimos una oportunidad y decidimos lanzar la revista.

¿Con qué periodicidad aparece la revista y a qué público está dirigida?

Una de las cosas que más nos interesa es profesionalizar el tema del Patrimonio, y en este sentido el tema de la indexación es muy valioso. Muchas casas de indexación te piden periodicidad mínima de dos veces al año, lo que nos pareció exigente y, a la vez, desafiante, por lo tanto, nuestra revista tiene salida dos veces al año. Nuestro público objetivo es toda aquella persona que se interesa por el patrimonio, no desde el punto de vista académico, sino apuntado a un público genérico altamente interesado, que es un nicho donde caben académicos, sociedad civil, dirigentes sociales, estudiantes y artistas, entre otros.

¿Cómo eligen los artículos, columnas y textos?

Como nuestra inquietud es tener información y levantar temas desde todos los ámbitos de la sociedad, y siendo algo reticentes a generar nosotros mismos nuestros contenidos, abrimos el abanico de posibilidades a través de una convocatoria abierta, con el único requisito de ser mayor de edad, y damos la bienvenida a todos los textos, columnas, ensayos y proyectos que puedan enviarnos desde el mundo académico, sociedad civil, sector privado, y cualquiera sea la naturaleza de su origen. La idea es que mientras más información nos llegue, más robusta es la revista y mejor nos va con los temas, porque creemos que en la diversidad está su riqueza.

Nos ha llegado una gran cantidad de trabajos, extranjeros, nacionales, de estudiantes y de distinto origen, y eso nos tiene muy motivados, porque, además, nos dimos cuenta que la decisión de que la convocatoria fuera abierta fue correcta y lo vemos como una forma de democratizar y abrir los temas patrimoniales a la sociedad.

Creemos en una visión descentralizada del patrimonio, sin visiones oficiales, reconociendo todo tipo de patrimonio, desde una puesta en escena artística, pasando por una edificación hasta una comida típica. 

¿Cómo ayuda esta iniciativa en Chile a los temas patrimoniales para que se abran espacio en la discusión pública?

Nos dimos cuenta que la visión chilena es muy monumentalista en términos patrimoniales. El Día del Patrimonio siempre se da vuelta un poco en lo mismo, en la visita a La Moneda, al Casco Histórico de Santiago, etc. Y en ese sentido, creemos que esta revista contribuye a generar conciencia de que el patrimonio también puede encarnarse en una práctica, en un saber hacer, en las tejedoras del sur, un baile o un juego típico, una preparación culinaria, lenguajes, tradiciones familiares heredadas de generación en generación, y tantas otras prácticas. Para nosotros este tema siempre ha sido nuestra bandera de lucha, porque creemos en un patrimonio colectivo, amplio, diverso y masivo.

En un plano más de ciudad, en tu experiencia, ¿está el patrimonio considerado a la hora de planificar las ciudades y territorios?

Un profesor nos decía siempre que el patrimonio no es consenso, sino disenso, lo que lo hace más rico. En este sentido, la discusión de valor patrimonial se enriquece y avanza. Sobre la infraestructura en nuestro país, creo que las normativas que rigen el desarrollo urbano no son colaborativas con el patrimonio. Las leyes que protegen los monumentos nacionales son muy rígidas y se mueven en lo meramente restrictivo. Por un lado, proteges, pero, por otro lado, no puedes intervenirlo… ¿y cómo, entonces, se plantea la conservación patrimonial en el tiempo? Los lugares, los objetos y las estructuras patrimoniales son para usarlos, no para transformarlos en un lastre de las ciudades, y esa discusión me parece súper atractiva e interesante.

Hay formas de hacer las cosas. Hay intervenciones un poco a la rápida y otras más bien pensadas. La ley, como te decía, es muy restrictiva, e impide que el patrimonio dialogue con otros instrumentos de planificación. Es limitante, al menos a mi juicio, y debería haber una normativa mucho más cómoda y apegada al caso a caso, y no a la generalidad. Son discusiones interesantes.

¿Es la revista el escenario perfecto para generar estas discusiones?

De todas maneras. Nuestro objetivo es ser un instrumento y una plataforma donde se encuentran producciones de distinta procedencia. Nos interesa y nos mueve muchísimo transformarnos en un nicho donde se genere discusión, reflexiones e intercambio de ideas.

La revista pueda ayudar a combatir un poco la concepción primaria de patrimonio que tenemos aún en nuestra sociedad. ¿Qué pasa con las costumbres de los pueblos originarios? ¿Qué pasa con el mote con huesillo, por ejemplo? ¿Qué pasa con tradiciones y artesanía cuyo conocimiento se traspasa de generación en generación en el campo chileno? ¿Qué pasa con la gastronomía y la artesanía de Pomaire? Si te fijas, tenemos un patrimonio cotidiano y muy palpable. Creo que la labor de nuestra revista es sacar la mirada un poco de lo monumentalista y abocarnos a una concepción de patrimonio más integral, más diversa y acabada.

Es necesario que comencemos a darnos cuenta de que el patrimonio vivirá en la medida que nosotros lo mantengamos vivo.

Pensemos en los Cantores a lo Divino…no existe escuela o conservatorio donde se aprenda esta expresión, sino que es una cultura que se traspasa oralmente… ¡eso también es patrimonio!

Tenemos que salir del típico “Patrimonio Arquitectónico” y reconocer el Patrimonio en el paisaje, en la geografía, en el arte, en la cultura milenaria, en materia culinaria y en toda expresión que trascienda en grupos sociales y que signifique un acervo importante para distintas culturas y sociedades.

Web de la revista: https://albumrevista.cl/ 

INFORMACIÓN PERIODÍSTICA
Juan Andrés Inzunza