Ex Director de la escuela de Diseño, Robert Holmes, lanza libro que invita a reflexionar sobre el espacio y la escultura
“La experiencia del espacio: una aproximación desde la escultura”, es el nombre del libro editado por Ediciones UC, y escrito por el ex director de la escuela de Diseño UC, Robert Holmes Lezaeta, texto que, en palabras del arquitecto y actual director del Museo Nacional de Bellas Artes, Fernando Pérez, viene siendo “memoria de un proceso creativo y también testimonio de una pasión creativa que se ha movido en una zona fronteriza entre la arquitectura, la escultura y la pintura”.
La publicación presenta la síntesis de una extensa investigación y experimentación sobre la experiencia del espacio en la escultura, contextualizada en un campo interdisciplinar expandido que incluye la arquitectura y otras artes que abordan la espacialidad como estímulo a la formulación permanente de preguntas que inspiran procesos creativos.
El libro, de más de 160 páginas, fue diseñado por Larissa Holmes e impreso en Imprentas Salesianos, y fue un proyecto que contó con apoyo directo del decanato de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos, a través del decano Mario Ubilla, y de Ediciones UC para su publicación.
El libro “puede entenderse a la vez como memoria y como testimonio”, dice en el prólogo, Fernando Pérez. “Es una suerte de novela de formación en versión de autorretrato. Es memoria de un proceso creativo y también testimonio de una pasión creativa que se ha movido en una zona fronteriza entre la arquitectura, la escultura y la pintura, las que en el trabajo de Robert Holmes se han fertilizado mutuamente”, agrega.
Pérez advierte, además, que “el libro también puede verse como una suerte de diario de viaje que, como todos los de su tipo, tiene un carácter estrictamente personal, pero a la vez interesa a otros. Tal vez, precisamente, porque es personal”.
En conversación con la Dirección de Comunicaciones FADEU, Holmes se refiere a su libro, a los lugares comunes que gracias al estudio del espacio y la escultura unen a los campos de la arquitectura y el diseño, y también reflexiona respecto del impacto que sus escritos podrían tener en las futuras generaciones de profesionales del área.
1. En el prólogo, Fernando Pérez señala que el libro es “memoria de un proceso creativo y también testimonio de una pasión creativa que se ha movido en una zona fronteriza entre la arquitectura, la escultura y la pintura”. Sobre esa afirmación, ¿cómo sientes que el estudio y la investigación del espacio a través de la escultura se inserta disciplinarmenteen los campos de estudio de arquitectos y diseñadores?
RH: El tomar distancia de la escultura en cuanto a su ser objeto, nos permite acceder a los misterios de su espacialidad. Esa nueva forma de experiencia sensible del espacio escultórico permite una inmersión visual o corpórea en diversas situaciones espaciales relacionadas con el vacío, la materia y la luz, que son comunes a la arquitectura y al diseño escenográfico y de ambientación funcional.
En este proceso de inmersión se avanza en el despliegue progresivo de su configuración espacial que va revelando una tensión estimulante entre lo expuesto, lo insinuado y lo oculto. Esto implica un proceso que se desarrolla entre lo inmediato (lo que aparece en el instante) y lo mediato (lo que se va descubriendo en progresivamente).
Los orígenes de las obras de arquitectura, escultura y el diseño escenográfico son muy diferentes, pero en su desarrollo aparecen resonancias e inducciones interdisciplinarias que expanden su potencial para una experiencia poética del espacio.
En este sentido me parece fundamental el salir del encapsulamiento disciplinar y abrir los ojos para descubrir otras fuentes de inspiración en un campo expandido.
2 ¿Desde qué época en tu vida universitaria (o previa) nace el interés por los temasespaciales y por la escultura en particular?
RH: Como estudiante de arquitectura en el taller de primer año que dirigía el profesor Alberto Piwonka pude desarrollar la imaginación abstracta relacionada con la forma y el espacio, lo cual me permitió abrir el horizonte disciplinar y realizar en forma paralela diversos cursos de la Escuela de Arte, en ese tiempo perteneciente a la misma facultad.
Desde ese tiempo, la experiencia del espacio fue un puente permanente entre arquitectura y escultura, manteniendo naturalmente sus autonomías proyectuales, pero siempre abiertos al influjo de las sorprendentes interacciones disciplinares.
Esta aproximación a la escultura desde la mirada de mi formación como arquitecto me permitió reconocer sus cualidades espaciales más que su condición de volumen matérico. Algo similar sucedió en el sentido inverso en cuanto a la creación arquitectónica potenciada por la experiencia de una espacialidad escultórica.
3. Disciplinarmente, ¿qué rol crees que juega la escultura en particular como eje articuladoren el estudio y formación de arquitectos y diseñadores?
RH: El pensamiento abstracto ayuda a configurar un campo interdisciplinar expandido en el cual la imaginación creativa puede experimentar con nuevas estrategias y soluciones proyectuales inducidas por experiencias que son propias de otras áreas. Lo importante para lograr esto es estimular la curiosidad, la indagación y la apertura para internalizar estos influjos.
En este sentido, la creación escultórica puede tener un rol muy relevante si se piensa como un laboratorio experimental del espacio, que permite descubrir nuevos potenciales en la formación y en la práctica profesional de arquitectos y diseñadores. En ambos casos, aparece la obra como inductora de la experiencia del espacio, asociada a sus respectivos programas de funcionalidades.
4 Muchos arquitectos, diseñadores, artistas y escultores leerán este libro. ¿Qué elementos te gustaría que sacasen en limpio y cómo te gustaría que tu libro influyera en su trabajo?
RH: El concepto de “campo expandido interdisciplinar” plantea una interesante posibilidad para potenciar la creatividad, tomando distancia de nuestros referentes y estrategias proyectuales habituales para buscar situaciones que nos ofrezcan nuevas perspectivas desde las cuales podemos descubrir nuevos potenciales en aquello que teníamos demasiado cerca para tener una mirada libre y desprejuiciada.
Este libro presenta los resultados de una investigación sobre los potenciales del un campo expandido que incluye la arquitectura y las artes plásticas. En este campo expandido aparece como materia común la configuración espacial y sus diferentes expresiones para la inducción a una experiencia poética del espacio. Para lograr una reflexión más profunda hemos centrado este estudio en la escultura y su instalación y apertura a este campo expendido, donde suceden los sorprendentes influjos y resonancias con la arquitectura.
En este sentido, la experiencia del espacio escultórico nos permite tener una nueva sensibilidad frente a la creación arquitectónica o del diseño escenográfico y de ambientación funcional.
Esta nueva sensibilidad nos permite tensionar el proceso creativo para lograr un continuo armónico entre la solución funcional del programa y la experiencia poética del espacio. Se reúne entonces el sentir con el hacer de un modo armónico e integral.
Finalmente, en cuanto a la creación escultórica, el situarnos en este campo expandido nos permite descubrir en la espacialidad arquitectónica ciertas claves sobre la experiencia de inmersión en sus estructuras sensibles expresadas como atmósferas. Esto nos permite desplazarnos desde la objetualidad escultórica hacia la espacialidad escultórica.
INFORMACIÓN PERIODÍSTICA
JUAN ANDRÉS INZUNZA