INVESTIGACIÓN I Las políticas urbano-habitacionales y el complejo tránsito desde el diagnóstico hacia las soluciones
«Los tiempos de ciudad no coinciden con los tiempos políticos. Cuando las autoridades entran al MINVU en la mayor parte de los casos se resuelven las urgencias, pero cuesta mirar adelante» (Luis Fuentes, Director Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales UC).
La semana pasada, el Ministro de Vivienda y Urbanismo (MINVU), Felipe Ward, anunció la creación de una Mesa de Diálogo, conformada por distintos actores del mundo académico, social y ONGs, para generar propuestas a la política habitacional y urbana en un plazo de sesenta días (dos meses).
Si se toma en cuenta que a las autoridades del Gobierno actual les quedan diez meses de trabajo, y le restamos estos dos meses de plazo impuesto a la nueva mesa, solo quedarían ocho meses para su implementación, tiempo que es insuficiente para modificación de decretos, aceleración de proyectos de regeneración urbana, transferencia de competencias a Gobiernos Regionales y Municipios, y otras temáticas que, considerando las lógicas de la política pública, no se resuelven en tan poco tiempo. Y ello, sin considerar que el nuevo Gobierno (que asumirá en menos de un año) puede llegar a cambiar todo lo avanzado hasta ese momento.
No pocos sectores han manifestado preocupación por lo que pareciese ser un “exceso” de diálogo y diagnósticos en desmedro de la premura que requiere la implementación de soluciones. Así lo hizo saber días atrás el director del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales (IEUT) UC, Luis Fuentes, en una carta publicada en el diario La Tercera titulada Vamos a los cambios, y en una columna de opinión publicada en el mismo medio titulada La cuestión urbana, textos en los que rescata un concepto preocupante: “los tiempos de ciudad no coinciden con los tiempos políticos”.
Lo anterior es especialmente complejo en medio de un escenario en el que las cifras de familias viviendo en campamentos ha venido solo creciendo y presenta hoy cifras alarmantes; en que el fenómeno del allegamiento sigue al alza; y en que se evidencia una falta de estructura institucional que permita abordar las vicisitudes de la política habitacional y urbana con los tiempos adecuados para dar solución a las necesidades de miles y miles de personas (con y sin techo) que ven truncado su proyecto de vida, ya sea por no poder acceder a una vivienda o porque, ya teniendo una, no tiene acceso a bienes, servicios e infraestructura urbana adecuada para asegurar mínimos de bienestar.
Resulta paradójico, además, que la institucionalidad requiera o necesite tomar más tiempo para la elaboración de propuestas y diagnósticos, tomando en cuenta la enorme variedad y cantidad de iniciativas que ya están sobre la mesa desde hace años, de parte del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, el propio MINVU, la Academia y otros sectores.
Conversamos al respecto con el profesor Fuentes para profundizar en estos temas y conocer, además, el tenor de las voces, diagnósticos y propuestas que estos últimos años han emanado desde la gestión académica y de investigación del IEUT para apoyar la política pública en materia habitacional y urbano-territorial.
Entrevista
Tanto en tu columna de opinión como en la carta al director, ambas de La Tercera, hablas de las urgencias urbanas y habitacionales con un tinte que da a entender que en las autoridades hay un exceso de análisis y diálogo, pero poco avance en las soluciones. ¿Por qué, a tu juicio, ha ocurrido este fenómeno?
LF: Efectivamente no creo que con este sentido de urgencia que hay hoy sea necesario convocar a una nueva mesa de diálogo y ponerse un plazo de 60 días para evacuar un nuevo informe con propuestas. Sobre todo, considerando que al Gobierno actual le quedan 10 meses. En una revisión rápida yo conté 18 documentos con propuesta por parte del propio MINVU, el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU), Universidades y ONGs. Los diagnósticos están clarísimos y las propuestas también. Es hora de implementar. Solo un dato: el CNDU elaboró en mayo del 2015 un documento denominado “Propuestas para una política de suelo para la integración social y urbana”. Al respecto, en algunas cosas se ha avanzado pero en otras nada. El año 2019, el propio MINVU invitó a una mesa que evacuó un documento con propuestas para facilitar el acceso a la vivienda. Cuando revisas esos documentos que son fruto de un trabajo colectivo de distintos actores, te das cuenta que hay varias materias en las cuales hay acuerdo técnico. Lo que se necesita ahora es el acuerdo político para implementar soluciones, o cambiar leyes, en caso de que haya que hacerlo.
¿A qué atribuyes la lentitud en la solución de los problemas urbanos y habitacionales?
LF: Los tiempos de ciudad no coinciden con los tiempos políticos. Cuando las autoridades entran al MINVU en la mayor parte de los casos se resuelven las urgencias, pero cuesta mirar adelante. Cuesta mucho la coordinación con otros ministerios y servicios públicos. Cuesta avanzar en las cosas estructurales. Es verdad que hemos avanzado bastante en los últimos años en los estándares de las viviendas, en algunas políticas (como, por ejemplo, en los programas de regeneración urbana) e instrumentos (como el subsidio de arriendo), pero la verdad es que la realidad de la exclusión social y urbana avanza mucho más rápido de lo que somos capaces de hacer en materia de políticas públicas. Necesitamos cambios estructurales en materia de gobernanza urbana, en políticas habitacionales y en inversión pública. Todas las cifras (déficit habitacional, campamentos, violencia e inseguridad) nos alertan de que ya pasamos de la urgencia a la emergencia.
¿Cuál crees tú que es la gran importancia de la Academia como apoyo a la elaboración de políticas públicas y cómo sientes que el Estado recoge este trabajo?
LF: El aporte de las universidades puede ser importante en mirar hacia el futuro. Las propuestas deben apuntar a solucionar las falencias en el sector público. Por la urgencia muchas veces las autoridades dejan de mirar el horizonte y ver qué es lo que tenemos que cambiar para plantearnos objetivos de largo plazo. Creo que el rol de la universidad puede estar enfocado en ese punto. También es importante que las universidades tengan un sentido de realidad, y que puedan acompañar y apoyar a las comunidades que en muchos casos están en desventaja cuando se enfrentan a proyectos urbanos.
Revisa aquí el documento que contiene la propuesta de Regeneración Urbana planteada por académicos e investigadores de la Pontificia Universidad Católica de Chile: